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La situación de los enfermos mentales en Andalucía. Abril 2013
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También merece la pena destacar el documento recibito de la Asociación
de familiares de enfermos duales (AFEDU), para manifestar su malestar en relación
con la atención dispensada al colectivo, expresándose en los siguientes términos:
“
en estos momentos no existe coordinación entre los servicios de drogas y los
de salud mental. Así, cuando un pacientes sale de una unidad de agudos y debe
iniciar tratamiento para su adicción, en el supuesto de que requiera internamiento,
se produce un tiempo de espera excesivamente largo, llegando a superar los tres
y a veces cinco meses. No en todos los casos los tratamientos acoplados a la
patología del paciente consiguen controlarlo
”.
Junto a cuestiones de índole sanitaria y social (necesidad de contar
con tratamiento para pacientes que requieren actuaciones psiquiátricas
urgentes, importancia de que existan centros de internamiento, incremento de
las camas en centros estancia media y larga, ingreso en centro de tratamiento
de drogodependencias cuando abandonan las unidades de agudos), incluyen
aspectos referidos a los procesos judiciales a los que se encuentran sometidos un
elevado porcentaje de pacientes, demandando el establecimiento de un juez para
llevar todas las causas correspondientes a aquellos, conformando de esta forma
una especialización, dentro del ámbito judicial, para los afectados de patología
dual.
17. 2. 8. E
nfermos mentales
y
prisiones
La realidad de la presencia de un elevado número de enfermos
mentales en los centros penitenciarios andaluces, nos llevó a elaborar hace ya
bastante tiempo (1999) un Informe Especial sobre “La Situación de los enfermos
mentales internados en centros penitenciarios andaluces”, en el que se llevó a
cabo un análisis exhaustivo de la misma, conocida a través de las quejas que en
este contexto veníamos recibiendo.
Dicho Informe venía a destacar la opinión unánime de todos los
especialistas consultados de que la medida de internamiento en un centro
penitenciario común no es la más adecuada para atender asistencialmente a
un enfermo mental. Poníamos de manifiesto en este orden de cosas que las
prisiones cuentan con servicios médicos que desarrollan su actividad en el ámbito
de la atención primaria de la salud, pero carecen de recursos especializados
para los enfermos que consideramos. Estos recursos se obtienen de los centros
asistenciales públicos, frente a los que los enfermos mentales penitenciarios
encuentran resistencias para acceder a los ya de por sí escasos dispositivos