La presión para conciliar no es la misma para hombres que para mujeres, ya que estas destinaban 13 horas semanales más que ellos al trabajo no remunerado, especialmente atención a la familia y tareas domésticas
La paralización de la actividad para reducir el riesgo de contagio durante la pandemia, incluido el cierre de los centros educativos, ha obligado a las familias a adaptar la vida de muchos hogares al teletrabajo de los adultos, combinado con la presencia de menores que precisan de atención escolar. Estos cambios no están afectando con la misma intensidad a hombres y a mujeres, ya que la participación en las actividades laborales, domésticas y de cuidados es desigual entre géneros. Las mujeres están soportando mucha más presión porque antes del COVID-19 ya dedicaban 85 minutos diarios más a las tareas domésticas y cuidado de familiares que los hombres, según analiza el último informe COVID-19: IvieExpress, elaborado por los investigadores José Ramos y Alicia Gómez.
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